martes, 20 de enero de 2009

Obama mia bama mia bama mia let me go!!!

El medio argentino medio tiene como característica principal no sentirse cómodo casi en ningún lado, y básicamente en su lugar de pertenencia. Alguna vez regresando de Europa pensé: “si éste vuelo me depositara en San Pablo, Caracas, Santiago o el DF, cuál sería la diferencia?”. Lógico, que no conozco a nadie, pero por lo demás….
Al ver tanto despliegue por la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, empecé a recordar las aglomeraciones populares en nuestro país, y las motivaciones e ilusiones que ellas arengaban.
Recuerdo ver como familiares míos acondicionaban el redoblante para ir a los actos que convocaba Raúl Alfonsín en su campaña a presidente. Emociona pensar que un tipo, y todo lo que él significaba, llenaba una plaza de mayo o metía 1 millón de personas en la 9 de julio, sin demasiado clientelísmo.
Como un párrafo de un libro de Ibáñez, mi abuelo contaba la historia del 17 de octubre de 1945 con lágrimas en los ojos y con la misma voluntad que tenía hace 50 años parecía ponerse de pié en su andador para llegar a mojarse los pies en la fuente de la plaza. “Y a mi no me dieron nada, ni casa, ni juguetes, ni máquina de cocer, me dieron la esperanza de un país mejor”, decía mientras disfrutaba hablar de política con su nieto.
Cada tanto, generalmente a fin de año, recibimos esos mail en cadenas que dicen: “sabías que los chicos que el año que viene ingresan en la universidad no conocieron el walkman, ni vivieron el mundial 86?´”. Qué viejos nos sentimos,… o por lo menos hace que tomemos conciencia que algo de historia tenemos en nuestra espalda.
Pero siempre pienso que a estos mails les falta algo: “sabías que los chicos que entran éste año en la universidad no saben lo que es un líder carismático que por sus convicciones nos haga tener esperanza en el futuro y cariño por nuestra tierra?”.
Que lejos nos encontramos de volver a aquellos tiempos en los que una mente convocaba. De todos modos siempre prefiero ver con visión optimista y pensar que no es necesario volver, sino llegar a otro destino. Pensar en un futuro en el cual tengamos líderes de opinión, sin necesidad de que tomen clases de teatro para saber como mover los brazos en un discurso y así llegar al pueblo. ¿Es tan imposible pensar en un futuro con líderes de opinión que logren convocarte a tomar un colectivo para ir a escuchar su discurso y sus proyectos?. Desde donde tenemos que partir para llegar a ese destino, lamentablemente éste medio argentino medio no puede saberlo, solo nos quedaremos con la ilusión de llevar a nuestros hijos, mejor dicho a nuestros nietos, a la asunción de un presidente con la bandera argentina en la mano.




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